viernes, 7 de diciembre de 2012

POESÍA Y REALIDAD SOCIAL


Esta mañana, investigado por esta redes he hecho un asombroso descubrimiento : Escandar Algeet, brillante, mordaz, afilado y realista, este poeta ha conquistado mi corazón. Aquí os dejo la dirección de su blog y un fragmento de uno de sus poemas

http://www.escandar-algeet.blogspot.com


No sé si te habrás fijado, pero en Madrid
las ansias han dejado paso
a las dietas como si ya no tuvieran nada que hacer.

Como si todo lo que queda por ocurrir
nos considerara innecesarios.

He comprado una vida normal a precio de saldo
y trato de hacer las cosas bien:
he cambiado el vaso de agua aquel
en que decías que me ahogaba
por un océano lleno de peces
y ninguna sirena.

Sé que la noche me es infiel porque trae el olor de otros cada mañana.
Porque uso el despertador y tiro de café con prisas.
Porque tu risa sigue removiéndose en mi estómago
cada vez que hago repaso de mis destrozos por tu vida.

Hay huelga de reponedores en mi almacén de fuerzas.
Los contenedores ya no contienen
y las ganas ya no ganan al final de la partida.
Todos pierden.
Y en nuestros dientes se van acumulando los mordiscos
una vez te has tragado hasta el último sueño.

Es que solo veo manos que se separan en cada boca.
Y un negro muerte en cada ojo.
Y peña que solo habla de otros países,
que te cuentan los idiomas que van a aprender.
 Las cosas que harán más allá de nosotros.

Sentimientos que cotizan en el paraiso fiscal
de las soledades anónimas, suciedad limitada.

Y yo puedo mirar el silencio como una pequeña orgía de ausencias,
que se lleva los ruidos a algún otro lado que no me pertenece,
como si midiéramos los gemidos en decibelios
en lugar de en arañazos.

Supongo que la resignación es aprender a sonreír mientras esperas.

Y así voy, con el cinturón de seguridad desabrochado,
seguro del a todo riesgo,
acelerando.

No hay curvas peligrosas después de haberte caminado con la lengua.
Solo un muro a lo lejos que me mira con sus ojos
de futuro insatisfecho
mientras susurra: ¿a dónde te crees que vas, tipo duro?

Y siempre es la misma mi respuesta:
 a la guerra.

Aunque ahora que no voy contigo
no es tan divertido ir contra el mundo.

Ni sé si merece la pena.

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